martes, 28 de abril de 2009

¿Sociedad o suciedad?


La pasada semana, un grupo de patriotas de Valladolid nos juntamos con el fin de donar algo de ropa y alimentos de primera necesidad a nuestros compatriotas ahora inmersos en una situación difícil.

Cada uno reunió lo que pudo, pusimos dinero para comprar algo de pasta, arroz, pan etc. y nos acercamos al comedor social situado enfrente del teatro Calderón.



La sorpresa que nos llevamos fue que de entre toda esa multitud de gente, había un grupo muy reducido de españoles. Me preguntaba a qué se debía esa gran cantidad de extranjeros a las puertas del comedor, y es que luego al tiempo que la portera del comedor iba pronunciando aquellos nombres innombrables me daba cuenta de que pocos españoles estaban apuntados en esa lista, una lista que lejos de amparar a los nuestros ofrecía la oportunidad de comer a los inmigrantes que querían.
Además del mal trato que allí nos dieron al infravalorar nuestra acción y al no permitirnos el paso al interior del comedor para que pudiéramos repartir la ropa pude comprobar con mis propios ojos como puede haber injusticia social aún en lugares que deben luchar por todo lo contrario.
La señora encargada de dar la comida solo a la gente de la lista vió a un hombre extranjero que paso por la puerta, aquel inmigrante frecuentaba ese comedor pues la mujer le conocía, es más, se sabía su nombre. La señora miró su lista y al no encontrarle le quiso regalar una bolsa de comida que el inmigrante ni si quiera agradeció (se fue sin ella…seguro que tenia hambre), una buena obra de no ser porque al señor con el que estábamos hablando estaba fuera, sin poder comer porque no le dejaban entrar en el comedor…y yo me pregunto ¿por qué al español no le ofreció la bolsa y al inmigrante si?.
Este hombre nos contó su historia, nos contó su vida algo personal que nadie cuenta a un desconocido si no se está necesitado y perdido. El hombre era de Santander, tenia alrededor de 50 años, y nos enseñó su carta laboral, su partida de nacimiento, lo que llevaba en la bolsa (algo de ropa y unas bolsas).
Nos contó como después de doce años trabajando en la misma empresa se deshicieron de él con un retraso en el pago de 8000 euros. Le habían robado, le habían engañado y no tenía dinero para un abogado por lo que ahora tiene que acudir a uno de esos sindicatos que solo defiende a inmigrantes y rojos (poco le iban a ayudar pues).Después de haber estado cotizando en la seguridad social como buen español durante 29 años ahora no tiene derecho ni a una comida en el comedor social.
Les dan a elegir, si albergue o comida, el eligió albergue. Odiaba pedir limosna, para él era algo penoso, sin embargo era necesario para seguir viviendo, su único vicio un cigarrillo.
Nos contó también como había preferencia también en cuanto a “conseguir la iglesia” o la calle para pedir, una pareja de inmigrantes tiene mas derechos que él y su mujer a la hora de pedir… el por qué aun no lo conoce él.
También nos relató como un cura ofreció a esa pareja una limosna de cinco euros a cada uno, mientras que a él no le dio nada.
La policía le echaba de la zona para que no pidiese porque se supone que era la zona de un inmigrante para pedir.
En vez de sociedad mas bien yo diría “suciedad”.
Viendo esto y viviéndolo uno se da cuenta de la gran mentira social , debemos luchar por un nuevo orden político y social empezando desde abajo, desde problemas tan humildes como el de Juan.
Por España seguimos en lucha.


J.F.M. Militante de Alianza Nacional en Valladolid.

Alianza Nacional