Todas las grandes empresas de producción, ya sea de energías, como de cualquier tipo de producto, no conciben su compromiso con el medio ambiente, debido a que el ministerio del medio ambiente del actual gobierno no les imponen los límites pertinentes y porque no exige unas medidas radicales de cambio, necesarias con urgencia.
Si España no adopta las medidas necesarias para ajustarse a los límites y niveles marcados por el PM10 (normas comunitarias de calidad del aire) que se encuentra en vigor desde el año 2005, el caso podría acabar ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo. De hecho, a nuestro país ya se le ha abierto expediente a través de la Comisión Europea, por la contaminación de las aguas de nuestros ríos, por ser potencialmente peligrosas para la salud en un amplísimo porcentaje.
-Buena parte de la actual contaminación ambiental la producen los desperdicios de todo tipo, los que no son biodegradables y los que no se reciclan:
Para papel, plásticos, vidrios y envases en general, el reciclaje debe tender a acercarse al 100% desechado, por medio de las medidas que sean necesarias. España genera un 12% más de basura que la media europea y sin embargo se recicla un 9% menos, alrededor del 13%. (Actualmente el país que mayor cantidad de desperdicios recicla es Alemania con un 46%).
Los aparatos electrónicos e informáticos, últimamente multiplicados a causa del consumo y del beneficio que produce la evolución paulatina de los mismos, hace que cada poco tiempo los artículos adquiridos queden obsoletos, éstos también forman parte de este incremento en la producción de desperdicios.
De modo que tiene que verse el modo de que las empresas que generan artículos que acaban en vertederos, de alguna manera se hagan responsables, o por lo menos formen parte del proceso reciclaje de dichos artículos, aunque resulta evidente que la mejor basura es la que no se produce.
-Las emisiones que producen el efecto invernadero en la atmósfera deben tender a reducirse a cero. Son del todo insuficientes los paquetes de medidas presentadas por el ministerio de medio ambiente, por el simple motivo de que llegan con años de retraso. Ciertamente, se deben tomar medidas radicales y más exigentes con las industrias.
Se conocen ya de sobra las técnicas más beneficiosas para la salud del planeta y sin embargo y a pesar de lo crítica que es ya la situación ambiental, la preocupación por utilizar estos métodos menos dañinos es mínima, o por lo menos, eso parece. Sólo aporta beneficios el hecho de emplear energías renovables, pero evidentemente, no debe ser interesante económicamente para algunos gigantes del mercado internacional, porque de lo contrario ya se habrían puesto en marcha a gran escala.
Los sistemas de producción de energías alternativas, como los paneles fotovoltaicos y los molinos eólicos, a demás de ser limpios, no requieren un mantenimiento demasiado costoso ni complejo, y se produce energía de forma constante e indefinida.
Los objetivos del gobierno en este campo deberían ser: la reducción extrema de contaminación del medio ambiente y el encaminamiento a una sociedad que disfruta de energía sin tener que trabajar por ella, e incluso sin tener que pagar por ella.
Tanto mayor debe ser nuestro compromiso con el medio ambiente cuanto mejores sean las condiciones medioambientales que se dispongan para poner en marcha la producción masiva de energía renovable, y en España tenemos la suerte de disfrutar de un excelente clima para llegar a ser de los primeros países, sino el primero, en producción de dichas energías.
-La reforestación y restauración ecológica de amplias zonas, ya sea por haber sido víctimas de incendios o no, deben llevarse a cabo a gran escala y con urgencia; no con fines de lucro o propagandísticos, como muchos de ellos vienen siendo, sino poniendo estos proyectos en manos de organizaciones experimentadas y preocupadas realmente por el asunto, como la Sociedad de Restauración Ecológica (SER). Esto se debe a que la que la idea de restaurar un ecosistema actualmente es solamente la de plantar árboles, creando un bosque artificial para dar más oxígeno a la atmósfera. La intención es buena, pero es mucho más complejo de lo que parece, porque un ecosistema en cualquier zona del planeta está formado por tal cantidad de componentes, que el ser humano no es capaz recuperar; de hecho muchas prácticas de restauración ecológica en ocasiones deterioran más de lo que recuperan. Para una recuperación efectiva se requieren estudios exhaustivos de la zona concreta a restaurar y proyectos con una sólida base científica, que sólo pueden ser posibles con un mayor compromiso social y el incremento del presupuesto del estado en investigación ecológica.
-Se debe tener un mayor control sobre los grandes buques que transportan barriles de petróleo, por medio de la creación de una unidad polivalente para hacer frente y evitar catástrofes marinas, que garantice con mayor eficacia un control sobre los barcos que transportan productos altamente tóxicos. Su competencia comprendería, entre otras cosas, la exigencia y control del empleo de petroleros más seguros y las sanciones por incumplir medidas se seguridad y controles gubernamentales.
-Medidas para la reducción de emisiones de efecto invernadero provocado por la industria de la automoción, que se ha convertido en uno de los sustentos de nuestra econimía, fomentando el uso de pequeños vehículos como ciclomotores en ciudades, ofreciendo un coste de mantenimiento aún más bajo que el actual, con impuestos cercanos a cero euros y una ITV más económica; e impulsando el uso del transporte público masivamente, aunque para ello se debe ofrecer un servicio más eficaz, que su utilización sea rentable en el tiempo y con un coste realista; y el apoyo a nuevas tecnologías como los motores de hidrógeno y/o eléctricos. Estas medidas además de ser más ecológicas, reducen el problema del tráfico en las ciudades, con el gran coste en infraestructura que conlleva.
Para poner esta medida en marcha, se deben buscar alternativas financieras que eviten esa dependencia económica y laboral que tiene nuestro país con el sector de la automoción, así como ocurre con el de la vivienda, que con tal mantener la economía a flote durante algo más de tiempo, sacrifican la salud del planeta.
Conclusión: hacer patente el perjuicio causado al medio ambiente en apenas unos siglos, recordar a los inconscientes que sólo disponemos de un planeta donde poder vivir, y que tenemos el deber de recuperar la salud del ecosistema por medio de las medidas que sean necesarias.