En Holanda, país que hace menos de diez años se creía la cúspide de la "modernidad multirracial", y que veía a las demás sociedades como países retrasados y "fascistas" que debían seguir su ejemplo de tolerancia ciega con las llamadas "minorías", la gente esta cayendo poco a poco en la cuenta de que la realidad no es como los medios y los políticos "progre" se la pintaban.
El aumento de la criminalidad por parte de los no-blancos, las violaciones, asesinatos, la formación de bandas de delincuentes indígenas o fanáticos árabes y africanos musulmanes, y la degradación social creada por las "minorías" racialmente ajenas al pueblo holandés, son solo algunas de las causas que están empezando a exigir una posición más realista y coherente con la realidad de la convivencia multirracial en ese país.
Otro país en el que últimamente se vienen viviendo intensamente los "beneficios del multiculturalismo" es Francia.
Con un sistema de transportes que se encuentra entre los mejores del mundo, los franceses tienen cada vez más miedo de subirse a un tren. En enero del 2006, por ejemplo, una banda de 20 norafricanos tomó un tren por asalto, aterrorizando, asaltando y abusando sexualmente de los pasajeros durante 5 horas.
Son también de conocimiento publico a nivel internacional los destrozos que ejecutaron bandas de negros y árabes en los suburbios de Paris, donde quemaron cientos de vehículos de toda clase, incendiaron colectivos con sus pasajeros dentro y mantuvieron a los franceses encerrados en sus casas en su propio país durante días.
En Italia, el hartazgo de los napolitanos blancos ultrajados y violentados constantemente por inmigrantes gitanos provenientes de Rumania, causo que el pueblo tuviera que levantarse por su cuenta para incendiar distintos "campamentos" gitanos de las cercanías desde donde cometían sus crímenes.
En ese mismo país el gobierno tomo la acertada, aunque no suficiente, decisión de sacar al ejercito a la calle para proteger al nativo italiano de la criminalidad gitana y africana, obteniendo como respuesta la "condena" de los políticos anti-blancos que integran el Consejo de Europa y la Unión Europea, que prefiere gobernar a una población mestiza, sin identidad y fácilmente manejable antes que a un pueblo blanco, sano y seguro de si mismo.
Así se ve que la fanáticamente impuesta "tolerancia" parece ser valida solamente cuando se trata de las mal llamadas "minorías", y que la "integración en armonía racial" no es tan real como dicen los medios, ni siquiera con los injustos beneficios legales, culturales y económicos para el inmigrante africano y asiático que otorga Europa sumados a la constante persecución, ridiculización y censura de toda opinión tendiente a la defensa de la identidad y autodeterminación de los pueblos blancos.
Es evidente que el ingreso de estos elementos racialmente ajenos a los que se suele denominar "minorías", dándoles un tinte de victima y desventaja que no les corresponde, es un factor de delincuencia y violencia enorme y un gran porcentaje del crimen callejero es ejecutado por estos invasores consentidos por el poder público.