Durante los últimos meses estamos observando, tanto en España como en el resto de Europa, a ganaderos movilizándose denunciando el comportamiento aniquilador de las grandes cadenas de distribución. Ello consiste en la adquisición de la leche a un precio inferior a su coste de producción, llevando a la ruina a un importante número dueños de explotaciones agrarias, con lo que ello supone, no sólo para esas familias, sino para el conjunto de la sociedad, su bienestar y el abastecimiento de algo que es de 1º necesidad para la población en general.
¿Qué es lo que obliga a los ganaderos a aceptar un precio inferior al coste de producción? El sistema de cuotas establecido en la Política Agrícola Común (PAC), Política diseñada por y para el capital, en función de los intereses económicos de las grandes empresas y de espaldas a los intereses de las distintas naciones europeas.
¿Por qué la PAC es una política diseñada por el gran capital? Porque la distribución de las cuotas de producción láctea no está realizada en función de la demanda interna de los distintos países. Y esto lleva a desajustes internos entre la oferta y la demanda. Y es la existencia de estos desajustes, lo que permite la adquisición por parte de las grandes cadenas de distribución de la leche un precio inferior que el que genera su producción, apropiándose de la riqueza generada por los ganaderos y del esfuerzo que se pueda ver recompensado por, al menos, poder mantener su forma de vida. O sea el TU TRABAJA QUE YO ME BENEFICIO DE TU TRABAJO como filosofía de actuación. Para darnos cuenta de la situación; decir que los ganaderos, están recibiendo unos precios muy similares a los de hace 20 ó 30 años, cuando los gastos para producir se mal multiplicado por el 200%.
Y si con el sistema de cuotas no se pretendía estructurar el sector para satisfacer las necesidades de demanda ¿qué es lo que se perseguía? Simplemente crear:
-Un conflicto entre naciones que siente las bases que dificulten un futuro proceso de construcción de una Europa unida, por medio de la creación de rencillas entre naciones por intereses económicos legítimos, cuando en la realidad nos encontramos delante de un conflicto entre naciones y las injusticias que crea el capitalismo.
-La quiebra de las explotaciones ganaderas. Provocando un abandono del campo por parte de las futuras generaciones ante el negro futuro que les espera, y la entrada de los ganaderos en el sistema de crédito para cubrir el coste de producción; lo que les llevaría a la imposibilidad de devolver el préstamo, provocando una ejecución de la explotación por parte de los bancos, facilitándoles la entrada en los nuevos negocios de la mal llamada agricultura ecológica o forma de cómo obtener un beneficio del maltrato de nuestro entorno natural.
Debemos ser conscientes de la gravedad de la actual situación. La cual representa un ataque a la subsistencia de uno de los sectores estratégicos de nuestra economía y a la conservación del campo.
Estamos en la obligación de exigir a nuestro Gobierno, una participación activa en la defensa de sector agrario: tanto por su importancia en el conjunto de nuestra economía, en algunas regiones llega a representar la tercera parte de la economía, como por su contribución en el abastecimiento de los alimentos de primera necesidad para la nación, además de por solidaridad con nuestra gente y el reconocimiento a un trabajo.
Tenemos el compromiso de defender el campo, compromiso adquirido con nuestros antepasados. Y el deber moral de así dejárselo en herencia a nuestros hijos. No nos olvidemos que Naturaleza es sinónimo de bienestar. Y ¿acaso no deseamos dejarles la mejor herencia posible? ¿Qué nos podría hacer más felices? ¿Qué nos podía hacer sentir más orgullosos?
La salida a esta preocupante y triste situación no pasa por otro camino que no sea:
-La reducción de la producción láctea europea.
-La adaptación de la producción láctea nacional a la demanda nacional.
-El control de la producción láctea por parte de los Gobiernos, garantizando un precio mínimo que cubra el coste de producción y asegurando su distribución.
-Desarrollo de un modelo no agresivo con el medio ambiente y no basado en la utilización de productos químicos o la sobreexplotación de la naturaleza.
-El establecimiento de fuertes sanciones para las grandes cadenas de distribución que castigase su usurpación o presión para volverse arrendados de esas grandes empresas. Reinvirtiendo esas multas en el sector lácteo.
-Establecimiento de un programa de ayudas que garantice la subsistencia de las explotaciones y remunere el beneficio que genera para la sociedad.
Como bien dijo Alfonso Daniel Rodríguez Castelao:
“Vale más una tierra con árboles en los montes, que un Estado con oro en los bancos“
Javier F. M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario