lunes, 30 de marzo de 2009

CCM ya es la primera...¡Intervenida!


El Banco de España ha decidido intervenir Caja Castilla La Mancha. No ha querido esperar a que fructificasen las negociaciones de fusión con la caja andaluza Unicaja, el socio fuerte de esta ya fallida fusión.

Mucho se ha hablado del supuesto agujero en las cuentas de la entidad. Las cifras han bailado desde los 500 millones hasta los 3.000 millones. Cualquiera que fuera la realidad, Unicaja exigía ayudas públicas proporcionales para asumir los riesgos extras que supondría absorber la cartera de activos morosos de CCM. Pero ha sido imposible llegar a un acuerdo y el supervisor ha decidido tirar por el camino más drástico: la intervención de la entidad. La primera en España desde el caso Banesto en 1993.

Pero probablemente no será la última entidad en ser intervenida. La banca española ha sido una de las que mejor ha soportado el primer embate de la crisis financiera. Cuando la mayoría de bancos internacionales presentaban pérdidas milmillonarias, los bancos y cajas españoles seguían registrando beneficios.

Pero eso fue en la primera fase, cuando la causa de las pérdidas en empresas financieras era la exposición a activos tóxicos que se habían contabilizado fuera del balance de las entidades. Esta práctica estaba prohibida en España y, por tanto, los bancos españoles no contaban con esa clase de activos en su propiedad. Pero tenían otros, que son los que están aflorando en la segunda fase de la crisis financiera: la fase de la contracción económica, el incremento del paro y la subida de la morosidad.

Los bancos y cajas españoles cuentan con más de 300.000 millones en préstamos concedidos a promotores inmobiliarios, una industria en pleno shock, tras muchos años de bonanza irracional. Lo que fue el filón de enriquecimiento y mejora de condiciones de vida de muchos empresarios y trabajadores, se ha convertido ahora en un foco de morosidad y destrucción de empleo. Y quienes prestaron dinero a ese sector están viendo como cada vez es más difícil recuperarlos.

Créditos por valor de 300.000 millones de euros suponen mucho dinero por devolver, sobre todo en un sector prácticamente cerrado por derribo. Sólamente las entidades más fuertes sobrevivirán. Las que no han sabido manejar su exposición al sector inmobiliario se verán abocadas a una absorción por parte de otra más saneada o bien a una intervención directa por parte del Banco de España. Abróchense el cinturón, que vienen curvas.