La juez considera probado que el conjunto de libros confiscados en su librería reflejan un “menosprecio al pueblo judío y a otras minorías, llegando incluso a recomendar la segregación racial”.
Además, asegura que Varela no es culpable por “una actividad determinada” sino por un “cúmulo de circunstancias” que rodean su actividad. Como editor, subraya, Varela es responsable de los libros. A pesar que durante el juicio éste alegó que no había leído todas las obras que publica, la juez considera que “no es creíble”, ya que demostró tener unos conocimientos propios de una persona con mucha cultura, por lo que debía conocer el contenido.
Explica en la sentencia que Varela edita libros de una determinada ideología, los vende, organiza y divulga una serie de conferencias y tiene una estética determinada en su local Son libros en los que “se hace responsable de los males del mundo al pueblo judío, donde se dice que las personas de raza negra son inferiores y que el mestizaje traerá la desaparición de la civilización”.
La juez destaca que el ordenamiento jurídico ampara la libertad de expresión pero no “el discurso del odio”. Acuerda también el comiso de todos los libros confiscados, así como el busto de Hitler, la esvástica de hierro y otros elementos intervenidos en su sala de conferencias. Una vez la sentencia sea firme, ordena que se proceda a la destrucción.
Durante el juicio, celebrado el 29 de enero, Varela, afirmó que es el público quién decide y que si vende es porque “hay interés” por parte de la gente. Explicó que su librería no es un partido político, que no ha cometido “ningún crimen” porque solo edita y vende “textos históricos” y calificó de “absurdo” que se le tache de genocida por vender un libro.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular –que representa a la comunidad israelita de Barcelona– pedían cuatro años de cárcel para Varela por dos delitos, uno por difundir contenidos que justifican los regimenes que han intentado destruir a un grupo racial, y otro por difundir libros con expresiones de menosprecio por pertenecer a una raza o etnia. Su defensa solicitaba la absolución porque considera que en España “no hay libros prohibidos” y que se esta vulnerando la libertad de ideología.
Fuente: Diario de Navarra
LIBERTAD PARA PEDRO VARELA!
VENDER LIBROS NO ES UN DELITO!
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