Muchas son las noticias que llegan a nuestra redacción sobre las agresiones que sufren españoles a manos de delincuentes de fuera de nuestras fronteras, pero esta vez nos ha llamado más la atención por la brutalidad ejercida y por la reincidencia de los criminales.
Según nos informan algunos vecinos de la zona, estos delincuentes son los mismos que roban a ancianos y atemorizan a todo un barrio, provienen de un centro de menores de donde salen y campan a sus anchas por la ciudad de Oviedo, según comentan estos vecinos, incluso la policia se ve impotente y no interviene y se limita a recomendar a no pasar por una plaza a ciertas horas de la noche para no toparse con estos jóvenes inmigrantes.
Con la cara, nariz, labios y ojos totalmente amoratados, una cicatriz en el cuello, collarín y vértigo, un joven ovetense de 20 años (prefiere mantener su identidad en el anonimato) relataba ayer, denuncia en mano, cómo un grupo de menores marroquíes le propinaron una brutal paliza en el cruce de las calles San Melchor y San Mateo, en el barrio de San Lázaro.
A esa hora había niebla, y notó que un grupo caminaba detrás de él. No le dio importancia, relata, hasta que notó cómo le agarraban por la espalda, le ponían en el cuello un objeto cortante -supone que se trataba de una botella rota- y le pedían el dinero. «Ellos me decían "el dinero", "el dinero", pero tiraban tanto hacia atrás que no podía sacar la cartera del bolsillo, entonces traté de revolverme y empezaron las patadas en la cabeza».
Según relata el joven, le desplazaron a patadas hasta una zona ajardinada oculta por unos árboles, donde siguieron aplastándole la cabeza. «Hubo un momento en que pensé "a ver cómo salgo de aquí"». Sus gritos se escucharon de lejos por algún transeúnte que pensó que se trataba de un juego entre chavales. Siguieron con la paliza hasta que el joven quedó inconsciente. Le vaciaron los bolsillos y se llevaron su cartera, con treinta euros, y el móvil. Casi al instante, el agredido volvió en sí. Acertó a coger las llaves y ver, muy lejos, cómo el grupo se alejaba. El joven ovetense no alcanzó a saber cuántas personas participaron en la agresión. Sólo pudo identificar claramente a uno, de rasgos marroquíes y menor de edad, asegura. Sabe que al menos había otra persona, pero puede que fueran tres. (Leer más)
A esa hora había niebla, y notó que un grupo caminaba detrás de él. No le dio importancia, relata, hasta que notó cómo le agarraban por la espalda, le ponían en el cuello un objeto cortante -supone que se trataba de una botella rota- y le pedían el dinero. «Ellos me decían "el dinero", "el dinero", pero tiraban tanto hacia atrás que no podía sacar la cartera del bolsillo, entonces traté de revolverme y empezaron las patadas en la cabeza».
Según relata el joven, le desplazaron a patadas hasta una zona ajardinada oculta por unos árboles, donde siguieron aplastándole la cabeza. «Hubo un momento en que pensé "a ver cómo salgo de aquí"». Sus gritos se escucharon de lejos por algún transeúnte que pensó que se trataba de un juego entre chavales. Siguieron con la paliza hasta que el joven quedó inconsciente. Le vaciaron los bolsillos y se llevaron su cartera, con treinta euros, y el móvil. Casi al instante, el agredido volvió en sí. Acertó a coger las llaves y ver, muy lejos, cómo el grupo se alejaba. El joven ovetense no alcanzó a saber cuántas personas participaron en la agresión. Sólo pudo identificar claramente a uno, de rasgos marroquíes y menor de edad, asegura. Sabe que al menos había otra persona, pero puede que fueran tres. (Leer más)
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