viernes, 5 de noviembre de 2010

Discriminación racial por derecho natural.


Jesús Vallés para TdE/El instinto de la discriminación racial y cultural cumple en todo ser vivo y en todo grupo una tarea extremadamente importante que representa la auténtica base para una convivencia pacífica. Los países y las sociedades que quieran evitar las luchas y los odios raciales, no deberían permitir que otras razas diferentes se asentaran en su propio territorio. La discriminación y los choques raciales no pueden ser evitados por ninguna ley ni religión, por ninguna moral o educación. La historia lo confirma miles de veces y, sin embargo, los ignorantes insisten en ello y afirman que una educación adecuada podría evitar el problema.

Así pues, todas las discriminaciones se remontan en el subconsciente a las diferenciaciones raciales y al sentimiento de raza y por mucho que se eduque, o incluso que se repriman, los instintos siempre prevaleceran sobre el intelecto, las leyes y los castigos.

Los intentos de amordazar el instinto racial provocarán siempre una reacción violenta.

La discriminación no es desprecio ni odio, sino un instinto de diferenciación, gracias al cual todo ser vivo o unidad organizada de seres es consciente de sus características diferenciadoras. Este instiinto respeta automáticamente los correspondientes instintos de todos los demás seres vivos. Si el instinto de la discriminación racial no tuviera su función propia ni estuviera condicionado por la naturaleza, todos los seres vivos lo poseerían por error cósmico o debido a una insuficiencia de la creación. Pero de hecho, cumple unas tareas importantísimas, pues sin él no existiría vida alguna y todas las criaturas perecerían. Dicho instinto es tan viejo como la vida misma y está tan arraigado en todo ser que cualquier intento de eliminarlo está condenado al fracaso. Dado que entre los seres vivos no sólo existen diferencias físicas, sino tambien espirituales y culturales, el instinto de la discriminación actúa en ambos campos. Los lobos, por ejemplo, no penetran en los territorios de otras razas de lobos, ni en los de otra manada de la misma especie. Tampoco se cruzan con otras razas, ni permiten que lobos de la misma especie, pero pertenecientes a otra manada, se apareen con ellos.

El ejémplo de los lobos sirve estrictamente para la totalidad de las especies vivas que habitan el planeta, sean mamíferos, insectos, aves, peces y tambien los arboles, arbustos, plantas y líquenes.

La discriminación de las especies no es ningún capricho de la naturaleza. Con este eficáz mecanismo, la naturaleza se protege contra la sobreexplotación de los hábitats, ya sean marinos o terrestres, y garantiza a perpetuidad el equilibrio y la biodiversidad universal.

Sin embargo, existe una excepción muy útil y condicionada por un instinto especial. Si un animal vive mucho tiempo apartado de su horda y ha perdido el olor específico y la influencia cultural de ésta, se le permite integrarse como animal aislado en otra horda de la misma raza. Con ello, los animales evitan la excesiva consanguinidad, del mismo modo, cuando una raza se percata instintivamente de que necesita sangre nueva despues de cientos de años de consanguinidad incluso busca el cruce con razas bárbaras más sanas. Pero ello no se realiza a cualquier precio. El neófito ha de llegar completamente libre de toda influencia cultural de su orda de origen, puesto que de lo contrario produciría una disonancia cultural indeseable en la orda que lo acoge.

Debido a la citada discriminación racial y cultural, reina entre todos los animales una paz total. No existe el odio ni la persecución basada en las diferencias culturales.

Por el contrario, la globalización ha tenido por consecuencia que todas las razas humanas puedan mezclarse entre sí al mismo tiempo que todavía se mantiene despierto el instinto de diferenciación o discriminación. Esto genera una tensión constante y en aumento, y cuando entidades oscuras como S.O.S RACISMO revindican agresívamente, con represión y persecucuciones, la sociedad multiracial y multicultural no lo hacen porque sientan la menor predisposición hacia los inmigrantes extrajeros. Es debilitar la identidad nacional del país lo que buscan, porque entonces desaparecen los lazos de solidaridad y mutua ayuda que impregnan a toda raza y así, débil y fragmentada, ellos pueden someterla y esclavizarla.

Fuente: Tribuna de Europa

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