martes, 27 de abril de 2010

La verdadera cara del antifascismo.

Jordi de la Fuente para TdE-“¿Por qué?”, y responde: “Porque soy antifascista”. Cuando va alguien en el metro madrileño de camino al trabajo – el afortunado que lo mantenga todavía -, y de pronto ve como alguien salta encima de otro con una patada y un sin fin de puñetazos, así sin venir a cuento, se asusta y se pregunta el porqué de esta paliza gratuita. La misma pregunta le hicieron los policías al agresor: el porqué de la paliza, “porque soy antifascista”.

Ya tenemos al descubierto la cara de la más nauseabunda violencia gratuita en España. No son defensores de la democracia y la libertad, como sus eslóganes machacan allá donde van. Son, simplemente, “antifascistas”, los mismos que el pasado sábado en Murcia trataron de impedir un acto legal del Movimiento Social Republicano, con una manifestación ilegal e intimidatorio – sin resultado -, luego con una quema de banderas del MSR, y luego con un lanzamiento de cascotes, botellas de cristal y cócteles molotov incendiarios, para finalmente arrasar tres calles contiguas al lugar de la concentración del MSR. Vecinos, comerciantes y transeúntes de la zona sufrieron daños físicos y una indignación suprema al no lograr entender el porqué de toda esta barbarie absurda, sin motivo. El agresor del metro de Madrid da las respuestas: “porque soy antifascista”.

Bajo este adjetivo, “antifascista”, se han reunido la flor y nata de la purulencia ideológica. Presuntos izquierdistas, desde el anarquismo al marxismo, pasando por la nostalgia soviética, han decidido vaciar de contenido ideológico todo el ambiente que les rodea para vestirse como desarrapados bajo la bandera del antifascismo, la nueva “ideología”, basada en una única premisa: luchar contra el fascismo.

El fascismo, para estas lumbres de la lucha social, se esconde tras los partidos democráticos, tras cada cosa que no les gusta o incluso tras un vecino del barrio de toda la vida que se atreve a decir en voz alta <>. Para los “antifas”, el fascismo está en todas partes. Capitalismo, machismo, privatización, ley, televisión, publicidad, democracia, PP, PSOE, Dios y lo que venga: todo puede ser fascismo. El fascismo ya no visto como ideología, sino como actitud, o como lo que sea con tal de justificar un comportamiento falsamente anti-sistema.

No hay manifestación antifascista en la que no hayan problemas, desde provocaciones a transeúntes o policías, hasta agresiones directas con armas de diversos tipos. Por no hablar de las manifestaciones ilegales, porque cuando saben que van a ser unos cuantos energúmenos drogados de antifascismo, directamente no piden autorización para manifestarse y entonces hay aún más destrucción del ambiente y del personal que en las otras, porque no hay responsables legales. Todos estos crímenes quedan impunes, aunque cuando hay mucha, mucha suerte, a veces les cae una multita.

Está el pueblo español asistiendo al descubrimiento de la auténtica y única cara del antifascismo, del que tantos no tan jóvenes izquierdistas de los que combatieron a Franco, o de los que se la jugaban en la calle o en las universidades, abominan. Los “antifascistas” jóvenes de cerebros vacíos no cuentan con el apoyo de los “compañeros” que se partían la cara con la policía en la dictadura. Los “viejos” saben que estos niñatos no tienen ni ideología, ni lucha, ni bandera. La “revolución” muere en manos de los que supuestamente la quieren llevar a cabo, entre agresiones y contenedores incendiados.

Un doce sobre diez para los “antifascistas”. El pueblo está cada día un poco más lejos vuestro. Y más cerca de la Alternativa Social y Nacional.

Fuente: Tribuna de Europa



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