Juan Manuel Olarieta (arriba a la izquierda) detenido y fichado junto a miembros del GRAPO en el 2008 dentro del marco de la operación anti-terrorista "Ditalco". |
¿Podrá insistir la alcaldesa comunista de Navalagamella, Laura Blazquez, en que la causa de la reyerta y posterior asesinato de Alfonso no tuvo un detonante ideológico? ¿Podrá seguir esta línea de defensa ante la opinión pública el concejal de Izquierda Unida padre de uno de los imputados?
Entre los detenidos se encontraba el abogado Juan Manuel Olarieta Alberdi, capturado en Madrid, que fue defensor legal de miembros del GRAPO. La operación policial, denominada "Ditalco", se realizó después de que el análisis de la documentación intervenida en Barcelona llevara a la conclusión de que existían relaciones entre la dirección de la organización terrorista y la "estructura legal" en España, formada presuntamente por miembros del Partido Comunista de España (Reconstituido). Interior señaló que a todos los detenidos se les vinculaba, presuntamente, "con actividades de propaganda, financiación, captación, proselitismo, relaciones internacionales y obtención de información". Además, consideraba que los arrestos, entre los que se encontraba Olarieta, habrían abortado un posible intento de reconstruir las estructuras del GRAPO desmanteladas en los últimos años. Aparte de realizar las detenciones, los agentes que intervinieron en la operación procedieron a registrar las viviendas de los sospechosos en las que se intervino diversa documentación.
En la capital española se produjo el arresto de Juan Manuel Olarieta, abogado natural de Barakaldo que desde hace casi treinta años ejerce habitualmente como letrado defensor de miembros del GRAPO. Olarieta ya fue detenido por la policía en febrero de 1977, cuando tenía 21 años y era estudiante, acusado de ser el creador de la Organización de Estudiantes Antifascistas (ODEA) en Vizcaya, grupo vinculado al PCE(r), y de ser miembro de Socorro Rojo.
Juan Manuel Olarieta, abogado de los asesinos de Alfonso de Hoz Pardo. |
Juan Manuel Olarieta escribe en blogs de extrema izquierda como PRES.O.S en las que firma cómo "abogado, escritor y represaliado político"
Este es el letrado elegido, nunca sabremos por quién, para defender a los miembros de extrema izquierda, compañeros de ideología de Olarieta que presuntamente han asesinado a Alfonso.
Respecto a la causa que ya defiende, Juan Manuel Olarieta niega que existan componentes de índole política que motivaran los hechos, ante esta cortina de humo nos preguntamos: ¿Qué hace entonces usted en este caso Sr. Olarieta? Si el móvil del asesinato no ha sido el odio ideológico de sus representados, compañeros suyos de ideología, ¿Qué hace usted defendiéndolos? Ya que como abogado comprometido con su causa y como "represaliado político" usted se ha especializado en la defensa de imputados de izquierda y extrema izquierda en causas de diversa índole. Sólo su presencia en la causa legitima el argumento del móvil político del asesinato de Alfonso.
En un alarde de optimismo y confianza Olarieta se ha mostrado convencido de que el caso se archivará ya que en las propias diligencias no aparece reflejado que haya existido violencia en la muerte del joven. LLegados a este punto, como neófitos de la judicatura, podemos asegurar que no entendemos nada. Seis individuos, presuntamente, rodean y matan a Alfonso de Hoz Pardo y en 48 horas están en la calle porque "en las propias diligencias no aparece reflejado que haya existido violencia en la muerte"...
No somos letrados (afortunadamente para nuestra moral y conciencia), pero sí tenemos sentido común. Ese sentido ordinario de evidente justicia ante hechos flagrantes, sentido que parece corromper las leyes de nuestra nación, España. Sentido tergiversado por picapleitos de todo pelaje que consiguen hacer de lo blanco negro, si no fueran tan marxistas, hasta podrían convertir el agua en vino. Tribunales de justicia, jueces y magistrados que hacen de nuestra justicia un circo, y ellos, a los que creemos los bufones, se ríen de nosotros, demostrándonos día a día, que los bufones somos nosotros por permitirlo.
Y los presuntos asesinos de Alfonso ya están en la calle.
Y Alfonso muerto porque le rebentaron la cabeza con una barra de hierro, pero todavía, hay hueco legal para que cualquier malnacido con toga consiga "hacernos ver" que su muerte no fue violenta, que incluso podría sentar jurisprudencia como "muerte natural"
La ley española podría incluso tragar con esto.
Una ley para ti y otra para mi.
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