Nos acercamos a un final de año jurídico y administrativo que en España empezó con la “no crisis” y que va acabar con la crisis plenamente instalada en casi todos los ámbitos de la sociedad.
Si ahora la cosa pinta mal, en los próximos meses ira a peor inevitablemente. Por mucho que el presidente Zapatero diga que “España tiene un sistema financiero regulado y sólido” lo cierto es que los bancos están restringiendo mucho los créditos concedidos, lo que esta ahogando a las PYMES y a los particulares que necesitan financiación para sobrevivir, debido en parte a que los bancos y cajas no se fían los unos de los otros y tienen grandes deudas por el dinero recibido en préstamo por parte de entidades extranjeras que tienen que devolver, por no hablar de los bancos y cajas que han quedado entrampados en la burbuja inmobiliaria, financiando promociones inmobiliarias que ahora tienen difícil salida.
Veremos en los próximos meses un aumento de desempleo, con el consiguiente aumento de la morosidad, los impagos y los embargos judiciales, que harán que al igual que en 1992 los bancos vuelvan ser los mayores propietarios del parque inmobiliario español, y ante está situación los sindicatos mayoritarios permanecen en silencio, fieles a sus correligionarios de izquierda en el Gobierno y procurando hacer el menor ruido posible, excepto en casos individuales cuando una empresa propone un Expediente de Regulación de Empleo. Al calor de esta crisis no seria extraño que muchas empresas aprovechan la coyuntura para despedir a trabajadores, reducir la producción y trasladarla a otros países del Este de Europa o de Asia. Si Enron pudo, mediante la ingeniería y falsificación contable y fiscal dar unos beneficios mucho mayores que los reales, tampoco será muy difícil maquillar las cuentas de resultados para aparentar unas “perdidas” que obliguen a recortar gastos y cerrar fabricas, que por arte de magia pueden aparecer a los pocos meses funcionando a pleno rendimiento en China.
Toda esta situación puede provocar importantes conflictos sociales, agravados por la situación de muchos inmigrantes sin arraigo ni familia en España que al quedarse sin trabajo pueden acabar en el mundo de la delincuencia, además de recibiendo ayudas del Estado que no llegarán a los españoles. Las situaciones de crisis graves son propiciatorias para el cambio, y en este caso España esta sufriendo dos crisis: la crisis financiera internacional, y la crisis nacional derivada entre otras circunstancias del derrumbe de la burbuja inmobiliaria, de la insuficiente industria local, de la dependencia del crédito extranjero, del déficit comercial exterior y de una clase política corrupta que no hace sino multiplicar los gastos y los cargos en el costoso “Estado de las autonomías”. La cuestión es si las organizaciones y partidos de nuestro ambiente sabrán o podrán encauzar esta situación para intentar dar un cambio radical a este sistema en el que nos ha tocado vivir en el mundo occidental.
Feliz Navidad a todos los camaradas
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